Fueron 168 los deportistas secuestrados por los grupos de tarea que operaban durante el gobierno de facto de 1976.
El Rugby es la disciplina deportiva con mayor cantidad de jugadores desaparecidos y asesinados, víctimas del terrorismo de Estado durante los años de la dictadura cívico-militar que irrumpió en el país a partir de 1976 hasta 1983. Así queda reflejado tras un extraordinario relevamiento realizado por la sanjuanina Carola Ochoa que en 2014 la ganó la curiosidad y comenzó a indagar por los desaparecidos en el rugby. En esa tarea detectó que fueron 168 los deportistas secuestrados por los grupos de tarea que operaban en aquellos negros años que atravesaron al país.
La historia personal de cada uno de ellos se e encuentra registrada en un libro que Ochoa escribió, “Los desaparecidos del rugby” y también en el sitio de Facebook de esta inquieta sanjuanina que desde hace años realiza una tarea que ha tenido reconocimiento institucional desde distintos ámbitos como el Senado Nacional. En 2021 la Unión Argentina de Rugby reconoció la ausencia forzada de todos estos jugadores.
Ochoa casi diariamente publica la historia de cada rugbier desaparecido, elegimos una de esas crónicas para recordar a los 168.
El 8 de marzo de 1977 secuestran a Jorge Horacio Moura. Rugbier de La Plata Rugby Club. Jugaba de Apertura y Pateador. Nació el 10 de enero de 1949, en la ciudad de La Plata. Hijo de Pico Jorge Federico Moura y de Velia Oliva. Es el segundo de 6 hermanos. La historia de la familia Moura fue repetida muchas veces en las reconstrucciones sobre la historia de la Banda de Rock Nacional Virus.
Los Moura siempre fueron parte del pequeño y selecto círculo de las más representativas familias de La Plata. Criado en ambiente liberal (su padre fue un reconocido abogado), con inclinación a los estudios, las artes y el deporte. Por las tardes, en la casa de 12 y 64 sabía sonar el piano de Velia, era el Clan Moura que preparaba sus oídos para lo que vendría. La historia de los hermanos de Jorge (Marcelo, Julio y Federico) estuvo y está marcada por la música.
La pasión de Jorge fue el Rugby y luego, el compromiso estudiantil y social contra la Dictadura más sanguinaria de América. En un principio era un piano, pero más tarde, una guitarra, la voz, batería y así la hermandad familiar devendría en los grupos Dulce Membrillo, Las Violetas y, finalmente, en el furor en todo el continente americano de Virus. La vida de Jorge no era ajena a la devoción familiar por la música, pero el recorrido de sus inquietudes estaba marcado por el de la lucha social.
Con información de causapendiente.com